sábado, 22 de diciembre de 2007

ANTHONY GIDDENS. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas

GIDDENS, Anthony (1992), La Transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, trad. de Benito Herrero Amaro, Cátedra, Madrid, 1998.
Anthony Giddens (1938) es conocido mundialmente como el teórico de la Tercera Vía del socialismo europeo, tan del agrado del premier británico Tony Blair. No obstante, Giddens es un reputado sociólogo, director de la prestigiosa London School of Echonomics, autor de varias obras de obligada referencia –como la celebrada Modernidad e identidad del yo.
En esta que reseñamos, Giddens avisa desde el principio que sus propuestas y argumentos han sido expuestos en un lenguaje llano fuera de todo cientifismo que pudiera alejar a la inmensa mayoría de su lectura. No en vano, La Transformación de la intimidad pretende tratar cuestiones del interés de cualquier individuo de la sociedad de finales del siglo XX –que es cuando fue escrito.
Categoriza el sociólogo británico las relaciones de pareja en varios grupos: amor pasión, amor romántico, sexualidad plástica, relación pura, relación confluente..., dependiendo del nivel de compromiso, de fijación y/o de intereses de los dos miembros. Caracteriza como la más fecuente, o propia de nuestra contemporaneidad, la confluente, en la que la pareja es consciente de que su unión durará tanto como los intereses que hayan llevado al uno hacia el otro; su futuro es incierto y, por lo tanto, puede causar cierto desasosiego en el individuo.
Habla Giddens de Foucault y del carácter novedoso de su pensamiento (sobre todo en lo referente a su obra La Historia de la sexualidad, de la que el británico extrae algunos pasajes referidos a los siglos XIX y XX). En otro capítulo se detiene en el psicoanálisis, especialmente en su vertiente de relaciones objetuales. Más adelante habla de la visión que sobre las relaciones humanas y, en especial, sobre el sexo que tenían algunos miembros de la Escuela de Frankfurt: Reich y Marcuse, sobre todo.
Mis intereses personales me han llevado a indagar por los planteamientos que hace Giddens en torno a la identidad del individuo. Coincide el sociólogo británico con Richard Sennet (La Corrosión del carácter) en la función crucial de la narración para el establecimiento de la identidad personal: "el proyecto reflexivo del ego implica una reconstrucción emocional del pasado para proyectar una narrativa coherente hacia el futuro" (p.62). En ese sentido, comenta Giddens que el hombre contemporáneo es incapaz, mayormente, de crear esa narración que les dotaría plenamente de una identidad, pues esta, en su variante masculina, se centra en una "pulsión a la autosuficiencia" que produce un handicap emocional mutilador. Esa narración debería configurarse en base a la privación del amor original de la madre (p.110), principal motivo, según el psicoanálisis de, por ejemplo, Nancy Chodorow (La Reproducción de la maternidad), de la incapacidad emocional masculina.
Es claramente esta Transformación de la intimidad una obra de divulgación, por su búsqueda de la llaneza expresiva; atesora sin embargo buenas dosis del pensamiento del importante sociólogo británico.
NOTA.- Recomiendo el contraste no sólo con el comentario a esta entrada, sino el análisis comparado que se realiza en http://entrezenygen.blogspot.com/2008/01/literatura-de-autoayuda-la.html; en el que el autor revela su fobia hacia todo lo que pueda sonar a "intelectual de izquierdas".

miércoles, 19 de diciembre de 2007

PIERRE BOURDIEU. Autoanálisis de un sociólogo

BOURDIEU, Pierre (2004), Autoanálisis de un sociólogo, trad de Thomas Kauf, Anagrama Argumentos, Barcelona, 2006.

Sucinta autobiografía académica y profesional del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002), aunque en ella diga, a modo de epígrafe "Esto no es una autobiografía". Sería más bien, como dice al principio, un intento de comprensión del "campo con el cual y contra el cual uno se ha ido haciendo" (p. 17) –doble preposición que evidencia la ambivalente postura del sociólogo dentro del ámbito de las ciencias sociales y la filosofía.
Comenta el autor de La Dominación masculina las vicisitudes que atravesó hasta llegar al Collège de France, adonde le llevaron precisamente sus dificultades para aceptar los modos de promoción dentro de las estructuras universitarias. Comenta en este Autoanálisis... sus comienzos como filósofo a contracorriente (entonces era el pensamiento sartriano el que dominaba), su primera incursión en las ciencias sociales durante su servicio militar en Argelia (que dio como fruto un estudio sobre la Kabilia), la formación de un equipo de trabajo ya de vuelta en París, la defensa de su candidatura al Collège ante lo más selecto de la sociología francesa del momento (entre los cuales figuraba Lévi-Strauss), así como una incursión en sus antecedentes estudiantiles: su infancia en una pequeña aldea del Bearne, las durísimas condiciones de vida en un internado en Pau, la vida en otro internado en París y, por último, sus estudios en las "Classes préparatoires" que le llevarían a la "Ecole Normale", destino de los mejores estudiantes de cada centro de enseñanza media.
Pero glosa sobre todo Bourdieu su constante rechazo de las convenciones fáciles del mundo intelectual, universitario especialmente, en el que las condiciones de reproducción y de promoción son antes debidas a la situación del individuo en el campo que a su valía como profesional. Habla el autor de La Distinción de su doble distanciamiento respecto a ese mundo intelectual: "distanciamiento respecto al gran juego intelectual a la francesa con sus reivindicaciones mundanas, sus manifestaciones elegantes o sus prefacios para catálogos de artistas, pero también respecto al gran papel del profesor, comprometido con la circulación circular de los tribunales de tesis y de oposición, con los juegos y retos de poder sobre la reproducción; distanciamiento, en cuanto a la política y a la cultura, respecto al elitismo y al populismo a la vez" (p.146).
En definitiva, una título de fácil abordaje y lectura entretenida que nos acerca más a las circunstancias en que produjo su obra uno de los científicos de mayor campo de acción y discusión, fruto de su curiosidad intelectual sin límites.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Félix OVEJERO LUCAS: Contra Cromagnon (nacionalismo, ciudadanía, democracia)

OVEJERO LUCAS, Félix, Contra Cromagnon (nacionalismo, ciudadanía, democracia), Montesinos, Barcelona, 2006.

Interesante alegato-tratado de este doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona y profesor en la misma sobre los excesos que se cometen en la España actual en nombre del nacionalismo y su imposible incardinación en el pensamiento de izquierdas.
El libro se divide en varios apartados, de los cuales el de mayor calado científico y normativo es el primero. "Naciones, ciudadanos, democracia" hace un repaso a los cimientos creadores de naciones según las perspectivas liberal, comunitarista y republicanista. La primera basa sus planteamientos en la libertad sin límites de cualquier individuo o grupo de individuos para unirse a o separarse de una comunidad más amplia según les convenga o no; todo Estado sería como un club del que uno se desafilia según desee. Ovejero desmonta con facilidad la tesis liberal sugiriendo que, de existir esa posibilidad, bastaría con que un grupo de ricos y poderosos se aislara de sus obligaciones hacia el resto de sus conciudadanos creando una isla independiente ajena al ordenamiento jurídico de la comunidad –este fenómeno existe ya en Estados Unidos, como se explica en Privatopia, libro de un tal E. McKenzie.
La perspectiva comunitarista defiende la existencia de unos rasgos comunes a unos individuos que por sí solos determinan el carácter de sujeto político y, por ende, su autodeterminación. Ovejero lleva la cosa al absurdo preguntando si un club de hombres con bigote, o de portadores de un DNI que terminara en 7, podrían conformar una nación y autogobernarse. Los casos, empero, existen: los amish en EEUU, y sobre todo los menonitas en México, quienes forman grupos aislados en los que el ordenamiento jurídico del Estado en que se inscriben no tienen validez.
El republicanismo es la opción del autor como la única válida para asegurar la libertad democrática y ciudadana de los individuos. La sumisión a la ley por una parte, y la absoluta igualdad programática por la otra son sus fundamentos, dentro de los cuales no cabe el nacionalismo de corte histórico, cultural y/o étnico que se produce actualmente en Cataluña y el País Vasco.
La segunda parte, bajo el título de "La batalla de las palabras", recoge varios estudios historiográficos sobre el nacionalismo, en especial Las Fronteras del nacionalismo, de Luis Rodríguez Abascal, y Nacionalismos e historia, de García de Cortázar y otros. "Los nacionalistas se inventan la nación en nombre de la cual dicen hablar. Inventarse una tradición, una historia, un momento de gloria y una decadencia atribuible a las intromisiones de los otros" (p.151). Amén de desbaratar el calado de las tesis historicistas del nacionalismo en lo referente a sus mitos fundadores, Ovejero se detiene en la contemplación de la cosmovisión romántica creada por el uso de una determinada lengua, negando las bases científicas de tal aserto puesto que ningún lingüista suficiente formado acepta semejante afirmación. El uso de una lengua común no crea una sólida identidad que reúna bajo el mismo paraguas a un vecino de Pedralbes con un campesino del Alto Urgell –de la misma manera que un banquero madrileño tiene poco que ver con un bracero colombiano.
La tercera parte del volumen, "Intervenciones", recoge una serie de escritos publicados tanto en El País como en El Viejo Topo. En ellos se pone de relieve: la falta de credibilidad de la izquierda a la hora de asumir, defender y alentar las propuestas nacionalistas; que desde una perspectiva socialista, de izquierdas y republicanista es indefendible el nacionalismo, puesto que basado en contenidos étnicos; la separación existente entre la clase política catalana y la sociedad que dice representar, en la que casi el 60% declara tener al castellano como lengua materna y sin embargo no la ve reproducida en sus instituciones por mor de la defensa de una lengua amenazada como el catalán –defensa que el castellano no merece puesto que se habla a lo largo y ancho de muchos países; pero, ¿acaso la lengua que se hable, por ejemplo, en México puede determinar la política lingüística de otra región del globo? ¿sería diferente la política lingüística catalana en caso de que el catalán se hablara en otras zonas del mundo?–.
En definitiva, apunta Ovejero la incompatibilidad de la situación que viven las gentes de Cataluña y el País Vasco con planteamientos de izquierdas -porque el nacionalismo no puede ser de izquierdas, habitado como está por un trasfondo discriminatorio y reaccionario.
La corriente de fondo, subyacente a todo el texto, es la solvencia de la identidad grupal y/o individual para la formación de unidades de gestión política. Sobre la idea de que la identidad sea la base para otorgar la condición de ciudadano, dice Ovejero que "supone inexorablemente que aquellos que no participan de la identidad no forman parte de la polis, son extranjeros, turistas u ocupantes" (p.163) –lo que no deja de ser un planteamiento terriblemente excluyente y ajeno a cualquier tesis de izquierda, pero cercano a las soflamas de un Le Pen. "Lo importante es (dice el autor) garantizar el derecho de los ciudadanos a cambiar de identidad sin que sus derechos políticos se negocien en ello, y el mejor modo de asegurar ese derecho es que el escenario político carezca de identidad" (p. 168).
Sin embargo, la identidad es un componente abstracto muy requerido por los individuos afectados por la fragmentación y disolución a la que nos somete la contemporaneidad. Mucha gente necesita dotar a su vida de un sentido de pertenencia, ya sea un club deportivo, una ONG o un partido político que les permita identificarse con respecto a un referente determinado. No sería, en ese caso, sino una consecuencia de la sociedad en que nos ha tocado vivir.
En fin, que si aquél decía que el mejor antídoto contra el nacionalismo era viajar y ver mundo, cabría añadir que el libro de Ovejero es buena medicina también.
Lo único a lamentar de este volumen es la repetición habitual de ejemplos, utilizados por el autor en varios textos; habría sido de agradecer una mayor riqueza en metáforas y símiles para ilustración de los postulados de Ovejero, puesto que los elegidos aparecen una y otra vez a lo largo de casi todos los textos.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

HELENA BÉJAR. El Mal Samaritano

BÉJAR, Helena, El Mal Samaritano. El altruismo en tiempos del escepticismo, Anagrama Argumentos, Barcelona, 2001.
Desglosa esta profesora de Ciencias Políticas y Sociología de la Complutense las distintas motivaciones que mueven a las personas al trabajo voluntario en ONGs –especialmente el que se dedica al cuidado de colectivos con dificultades médicas y sociales.
Distingue Béjar tres discursos en relación con la ayuda organizada: el individualista, el cristiano y el cívico (o "republicano", aunque la socióloga prefiere no utilizar este término por las confusiones a que podría llevar en su actual acepción).
El discurso individualista correspondería al de los jóvenes que se integran en colectivos de ayuda a ancianos, presos, toxicómanos y otros para hallar en el servicio a los demás realización personal. El discurso cristiano hinca sus raíces en la moral piadosa, en el sentido de que ayudar al prójimo significa glorificar a dios y, especialmente, asegurarse un sitio en el más allá; sin embargo, la piedad, según describe Béjar, se ve alimentada asimismo por un sentimiento de empatía que lleva a los voluntarios a ayudar desinteresadamente, con una motivación que aprticipa más de lo social que de lo meramente religioso y teleológico. Por último, el discurso cívico o republicano bebe en las fuentes del progresismo con el fin de construir una sociedad mejor y más cohesionada: la ayuda consiste en paliar las deficiencias sociales y a ayudar al necesitado por ser un mero miembro de la comunidad; esta se verá, con ello, mejorada.
Demuestra, pues, la socióloga que el altruismo no es tal, sino un cúmulo informe de motivaciones personales que hallan principio y fin en el individuo portador de ayuda. Lejos de establecer una crítica al respecto, Béjar se limita a constatar la indispensable colaboración de la ciudadanía para paliar los efectos del actual desmantelamiento del Estado de bienestar. La paradoja es que los mismos gobiernos, al no cubrir ciertas áreas de cuidados de las que sí se ocupan algunas ONGs, está propiciando el trabajo social llevado a cabo por voluntarios poco formados, volubles y escasamente recompensados.
Fue El Mal Samaritano Finalista al XXIX Premio Anagrama de Ensayo –con lo que ello conlleva de promoción de la obra. Béjar es autora asimismo de otros títulos como La cultura del yo (pasiones colectivas y afectos propios en la teoría social) (1993), El ambito intimo: privacidad, individualismo y modernidad (1995), El corazón de la república (avatares de la virtud política) (2001) y el más reciente Identidades inciertas: Zygmunt Bauman (2007).

JUAN MAYORGA: El Jardín quemado

MAYORGA, Juan, El Jardín quemado, introducción de Virtudes Serrano, Universidad de Murcia, Murcia, 2001.
En el momento de redaccción de este reseña, Juan Mayorga (Madrid, 1965) ha sido galardonado con el Premio Nacional de Teatro, lo que ha motivado sin duda que yo me haya hecho con este volumen y leído su contenido.
Juan Mayorga es licenciado en Matemáticas y doctor en Filosofía con una tesis sobre Walter Benjamin. Tiene una trayectoria como autor teatral ya larga, habiendo firmado varios títulos puestos en escena tanto en España como en Europa. La compañía Animalario, a la que Mayorga está de una manera u otra ligado, recibió ya en 2005 el mismo premio, dándose la casualidad de que lo fue con una obra del propio Mayorga, Hamelin.
El Jardín quemado (1996) relata la llegada a una isla indeterminada de Benet, un joven en la fase final de sus estudios de psiquiatría y que se instala en un sanatorio dirigido por Garay para desarrollar un proyecto. Al poco tiempo de llegar, coincidiendo con el cumpleaños de Garay, Benet le comunica que va a instar a la apertura de un expediente por sus prácticas contrarias a toda regla como director de un centro psiquiátrico. Benet inicia a partir de allí una investigación sobre los pacientes –que se pasean indolentes por las cenizas del jardín que fuera quemado en su día–, con el fin de averiguar la suerte que corrieron Blas Ferrater y otros 11 poetas que recalaron en esa isla huyendo de la Guerra Civil.
La obra explota, pues, un referente español y político, en el sentido que Mayorga ya ha apuntado en alguna que otra obra de referencia –y que Virtudes Serrano comenta en su introducción. Afirma el dramaturgo practicar un "teatro de ideas" antes que "de tesis" (1), recurriendo a referentes históricos puesto que el teatro histórico "contribuye a configurar la autocomprensión deuna época y, por tanto, empuja en una dirección el futuro de su época" (2) .
Se trata, en definitiva, de una pieza corta, con una interesante y continua tensión dramática que jamás se deshace, pues no llega a ninguna conclusión evidente: Benet termina por no estar suficientemente seguro de si lo hallado –las confesiones de los enfermos– era lo que había venido a buscar.

(1) LEONARD, Candyce, GABRIELE, John P., Panorámica del teatro español actual, Fundamentos, Madrid, 1996, p. 29.
(2) MAYORGA, Juan, "El dramaturgo como historidador" en Primer Acto, 280, spbre-ocbre 1999, p. 9.